La parte más bonita del viaje de BTM desde que se creó, puede que no solo sean los maravillosos sitios a los que nos ha traído la búsqueda del mono que guardamos dentro, si no las increíbles almas que se han cruzado en ese camino. Tengo la suerte de traeros en este blog, la preciosa, única y mágica alma de nuestro amigo Giorgio Marcucci.
Originario de Pescara, en Italia. El viento me ha brindado la suerte de compartir pasos con él por Andalucía, Lisboa, Sicilia… Ese mismo viento le ha llevado ahora hasta Perú. ¿Qué tiene que contarte? Léelo tú mismo. He de admitir, que no he podido evitar sonreír de oreja a oreja, e igual soltar alguna lágrima de alegría. Qué suerte tiene esa parte del mundo que ahora está disfrutando de tu alegría y ternura.
Estas son las versiones española e italiana escritas por él mismo. Me tomo el lujo de no modificar absolutamente nada. ¡Disfruten como yo lo he hecho!
“ESPANOL COMO LA TORTILLA
¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿En qué dirección voy? En una época en la cual todo se mueve rápido, hemos olvidado lo importante que es detenerse y responder a estas preguntas... Aunque muchas veces respuestas no existen! La única manera para buscar una respuesta es "distanciarnos" de nuestras propias vidas, mirarlas desde una nueva perspectiva, desde lejos. Este es el sentido de mi partida, de mi ir "muy lejos", de mi viaje. Y qué mejor lugar para reencontrarse que América Latina, verde y salvaje cuna de espíritus primordiales?
Así mi camino me ha llevado hasta el Perú, tierra de naturaleza multiforme. Por un lado la costa, hogar de surfistas hambrientos de infinito: aquí, donde las olas se rompen cansadas después de un viaje de miles de kilómetros, la mirada se pierde hasta los confines del Pacífico. No muy lejos se levanta la sierra de los Andes, habitada por gigantes de piedra altos casi siete mil metros. Alguien intenta desafiarlos, pero sin éxito: la montaña siempre se queda ahí, impasible, recordándonos los pequeños e impotentes que somos frente a su inmensidad. Solamente al cruzar la Cordillera se penetra en la zona más interior, salvaje y exuberante del país: la selva amazónica. En esta densa y interminable vastedad tropical, los ríos fluyen como venas palpitantes de agua, antiguos espíritus habitan la floresta y árboles centenarios preservan su alma incorruptible. Aquí la existencia de la gente está indisolublemente atada a la de la naturaleza: es ella la que nutre con sus frutos, determina con sus tiempos, y destruye con su ímpetu.
Reencontrarse a sí mismo significa redescubrir lo esencial, volver al origen, porque al final lo que somos está determinado por lo que éramos: monos. Yo elegí empezar desde aquí, desde esta tierra impregnada de aliento primordial: el Amazonas.
ITALIANO COME IL PESTO
Dove mi trovo? Cosa ci faccio qui? In che direzione sto andando? In un’epoca in cui tutto è veloce, ci siamo dimenticati di quanto sia importante fermarsi e rispondere a queste domande … anche se spesso risposta non ce l’hanno! A volte, l’unico modo per cercare una risposta è “prendere le distanze” dalla nostra stessa vita, guardarla da una prospettiva nuova, da lontano. È questo il senso del mio partire, del mio andare “molto lontano”, del mio viaggio. E quale miglior luogo per ritrovare se stessi dell’America Latina, verde e selvaggia culla di spiriti primordiali?
È così che il mio cammino mi ha portato fino in Perù, terra dalla natura multiforme. Da un lato la costa, dimora di surfisti affamati di infinito: qui, dove le onde si infrangono stanche dopo un viaggio lungo migliaia di chilometri, lo sguardo si perde fino ai confini del Pacifico. Non molto distante la sierra delle Ande, abitata da giganti di pietra alti quasi settemila metri. Qualcuno prova a sfidarli, ma senza successo: la montagna è sempre lì, impassibile, a ricordarci quanto siamo piccoli e impotenti di fronte alla sua possenza. Solo dopo aver valicato la catena montuosa andina si penetra nella zona più interna, selvaggia e rigogliosa del paese: la selva amazonica. In questa folta ed interminabile distesa tropicale, i fiumi scorrono come vene pulsanti d’acqua, antichi spiriti abitano la foresta e alberi centenari preservano la loro anima incorruttibile. Qui l’esistenza delle persone è indissolubilmente legata a quella della natura: è la natura che nutre con i suoi frutti, determina con i suoi tempi, e distrugge con il suo impeto.
Ritrovare se stessi significa riscoprire l’essenziale, tornare all’origine, perché in fondo ciò che siamo è determinato da ciò che eravamo: monos. Io ho scelto di partire da qui, da questa terra dal respiro primordiale: l’Amazonia.
-Giorgio Marcucci"
De corazón, gracias Giorgino. Suerte en tu viaje!